HISTORIA
Los
primeros datos que se conocen referentes a la
ubicación de la alfarería en Fresno de
Cantespino nos remonta al siglo XVIII,
concretamente al año 1.752. Tras un catastro
ordenado por el Marqués de la Ensenada
solicitando por el Intendente de Segovia, en el
cual consta que se compone la villa de noventa y
dos vecinos. En respuesta a la pregunta treinta y
tres sobre las ocupaciones de artes mecánicas,
que hay en el pueblo señala que hay: 3 herreros
que ganan cada uno al día 4 reales, 2 alfareros
a 3 reales y 5 tejedores a 5 reales.
El
Diccionario Geográfico de Mador realizado en
1.847 es sin duda uno de los testimonios más
importantes de la situación de los pueblos en
aquella época, quizá la más difícil del siglo
después de las guerras de la Independencia y
civiles, que contrastado con el catastro del
Marqués de la Ensenada, da cifras menores de
población. El Diccionario dice que la villa vive
de la agricultura y ganadería. En el orden
industrial aparecen una tejera y una alfarería y
un tejedor.
En la
segunda ordenación territorial, mitad del siglo
XIX, el pueblo vuelve a resurgir según una
estadística de 14 de Diciembre de 1.862.
Referente a las industrias de la villa, dice que
hay cinco telares de lanzadera a mano, una
industria de cacharros y otras varias de tejas y
baldosas.
Según datos
recogidos por los ancianos del pueblo, a la
entrada de este siglo había en el pueblo cuatro
familias que se dedicaban a fabricar alfarería:
Eloy, Bernardo, Fabián y Saturnino, todos ellos
curiosamente apellidados de la misma manera, lo
que cabe poner que todos ellos eran miembros de
una misma familia de antepasados. El apogeo de la
alfarería se alcanza en los años 1.945 al 1.955
en los cuales cinco familias trabajaban los
cacharros y había un total de dieciséis
alfareros. En los años posteriores la actividad
dio un vuelco repentino con la aparición de las
vasijas de plástico, la incorporación del agua
corriente en las casas. Las alfarerías fueron
desapareciendo ya que aquello no era una
actividad rentable. La gran mayoría de los
alfareros emigró a los grandes núcleos urbanos,
y en el año 1.65 únicamente quedaron dos
alfareros los cuales compaginaban la alfarería
con otras actividades, como la agricultura y la
ganadería, como es el caso de Sebastián, o como
en el otro caso con su trabajo en una industria
de ladrillos, lo cual le hizo abandonar
definitivamente la tradición familiar.
En los años
1.971 al 1.973 la alfarería volvió a resurgir.
La edición de varias guías de artesanía y
alfarería dio pie a que la gente apoyara una
actividad que estaba en vías de extinción.
Hoy la
actividad es sostenida por Sebastián Martín y
su hijo Juan Carlos, que actualmente piensa
seguir trabajando en la alfarería en Fresno de
Cantespino para seguir una tradición familiar
que cree que no debe olvidarse.
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |